En esta primera entrega de nuestra sección “Ver y Leer”, vamos a recomendar la lectura de cinco libros que brindaron el aliento necesario para que grandes directores se embarcaran en una aventura audiovisual sin precedentes.
Si ya leyó el libro, vea la película; si lo hizo en sentido inverso, no importa. Las preguntas serán las mismas: ¿Es mejor el libro o la película? ¿El director le hizo justicia al libro? ¿Debieron haber hecho la película o arruinaron la experiencia sensorial del libro? En todo caso, usted es quien decide. Comencemos…
Para la generación X de los noventa, signada por la música grunge y el suicidio de su máximo ícono, Kurt Cobain, la novela de Jeffrey Eugénides (1993) vino a representar la respuesta literaria al Smell Like Teen Spirit de Nirvana.
Una declaración de desencanto de una clase media atravesada por paranoias y aspiraciones televisivas que parecen imposibles de canalizarse sino a través de la muerte, única solución posible para escapar a una realidad incomprensible y muchas veces ajena. Sofía Coppola, llevó a la pantalla este drama adolescente que describe “el año de los suicidios” de las hermanas Lisbon y las interpretaciones a menudo condescendientes, otras veces injustas, de quienes compartían la vida del típico suburbio americano de los años 70.
Portada del disco del grupo Air
La canción Play Ground Love, del grupo Air, se convierte en el telón de fondo, pero también en el vehículo sónico para trasladar al espectador por emociones que dejan de ser netamente juveniles para convertirse en parte de la experiencia vital de toda nuestra sociedad moderna. (Vírgenes suicidas, 1999, Dirigida por Sofía Coppola. Basada en el libro de Jeffrey Eugenides).
Existen dos cosas que muchos no sepan del autor de 1984, en primer lugar, que George Orwell es el seudónimo de Eric Arthur Blair, escritor y periodista británico cuya obra literaria es una de las más representativas de la lengua inglesa de siglo XX. En segundo lugar, que Orwell además de escritor se dedicaba a una actividad algo más difusa, la de espía.
Al parecer, el escritor británico, no sólo se conformaba con las “denuncias” contra la Unión Soviética (Rebelión en La Granja) y el régimen fascista nazi (1984), que sirvieron para consolidar lo que Albert Escusa (llama “El mito orwelliano”, sino que fungía como delator de supuestos simpatizantes del comunismo dentro del campo intelectual británico. Un artículo, escrito por Timothy Garton para el New Yorker y titulado The Orwell´s List, sirve para arrojar más luz sobre esta oscura y poco conocida dimensión de Orwell. Tremenda contradicción que alguien que usa 1984 para denunciar la persecución totalitaria y la ingeniería social para promover un pensamiento único, se dedique fuera de las páginas a la persecución de quienes piensan distinto.
En cualquier caso, 1984 es un gran libro que debe ser leído con los ojos bien abiertos, no vaya a ser que la propaganda anticomunista contrabandeada en sus páginas nos aleje de la crítica social de un régimen de control mucho más sofisticado e invisible, el de la sociedad global postcapitalista (1984. Dirigida por Michael Radford. Basada en el libro 1984 de George Orwell).
George Orwell en la BBC
Al parecer, el escritor británico, no sólo se conformaba con las “denuncias” contra la Unión Soviética (Rebelión en La Granja) y el régimen fascista nazi (1984), que sirvieron para consolidar lo que Albert Escusa (llama “El mito orwelliano”, sino que fungía como delator de supuestos simpatizantes del comunismo dentro del campo intelectual británico. Un artículo, escrito por Timothy Garton para el New Yorker y titulado The Orwell´s List, sirve para arrojar más luz sobre esta oscura y poco conocida dimensión de Orwell. Tremenda contradicción que alguien que usa 1984 para denunciar la persecución totalitaria y la ingeniería social para promover un pensamiento único, se dedique fuera de las páginas a la persecución de quienes piensan distinto.
En cualquier caso, 1984 es un gran libro que debe ser leído con los ojos bien abiertos, no vaya a ser que la propaganda anticomunista contrabandeada en sus páginas nos aleje de la crítica social de un régimen de control mucho más sofisticado e invisible, el de la sociedad global postcapitalista (1984. Dirigida por Michael Radford. Basada en el libro 1984 de George Orwell).
Existe algo maravilloso con este libro. No fue escrito antes o después de la película, sino al mismo tiempo. La siguiente reseña de David Rush para “1001 books you must read before you die” es lo suficientemente perfecta como para añadir nada más: “Un libro-de-la película tan soberbiamente tramado como la película de Stanley Kubrick del mismo título.
Los tejidos de la película y el texto se urdieron de manera simultánea, y Clarke y Kubrick colaboraron para crear una de las obras de ciencia ficción más duraderas e influyentes jamás imaginadas. La novela de Clarke parece en ocasiones demasiado concreta en detalles técnicos, sobre todo en fragmentos en que el paso del tiempo ha dejado anticuados sus desarrollos futuristas.
No obstante, es importante recordar que muchas de las predicciones de Clarke se han convertido en realidad, y que se le respeta no solo como autor, sino como uno delos principales visionarios y partidarios de la era espacial”. (2001, Una Odisea del Espacio, 1968, Director: Stanley Kubrick. Escrita por Arthur. C. Clarke, y basada en su cuento El Centinela de la Eternidad).
Pocas películas de misterio han logrado atraer tanto la atención como “En el nombre de la Rosa”, dirigida por Jean-Jacques Annaud en 1986. No es para menos si detrás de la historia se encuentra uno de los intelectuales italiano más importante del siglo XX, Umberto Eco. Obsesionado por los símbolos y por la forma en que el conocimiento se abrió pasó a través de las tenebrosas callejuelas de la edad media, Eco nos regala una historia que relata la aventura de un joven aprendiz quien en compañía del sabio franciscano, Guillermo de Baskerville, llegan a un conflictivo monasterio donde los libros son el eje central de la vida monacal.
Conforme comienzan a sucederse las extrañas muertes de los monjes, Baskerville y su aprendiz deberán emprender la búsqueda de la verdad, la cual lleva al lector/espectador a una guerra que viene sucediéndose a lo largo de los siglos sin descanso, la del control por el conocimiento. (En el nombre de la rosa, 1986, Director: Jean-Jacques Annaud. Basada en el libro de Umberto Eco).
La Naranja Mecánica
La emblemática portada de David Pelham fue creada 10 años después de la primera edición en una sola noche y el director de arte esperaba que fuera coherente con la versión de Kubrick.
Existe un hecho innegable, al menos para mucha de la cultura popular del siglo que acaba de pasar, es común que la fama de un libro llegue luego de la fama de una película. No fue distinto con el libro más conocido de Anthony Burgess, quién se catapultó en el reconocimiento público gracias a la adaptación que le hiciera el famoso director Stanley Kubrick.
“La novela es un comentario de lo que el autor veía como la voluntad de la sociedad de engullir la libertad individual y el auge de la cultura popular de masas a principios de la década de 1960, que traía un nuevo conformismo rebelde. Burgess clama contra las técnicas de condicionamiento psicológico de la época, que pensaba eran abominables” (1001 books you must read before you die).
Sólo la reseña de la película de Kubrick bien vale un artículo por separado, sin embargo por los momentos nos basta con afirmar que al contrario de muchas malas experiencias, en este caso la versión fílmica logra transmitir de buena manera el espíritu del libro. O al menos, esa parece la primera impresión.
Burgess en 1972, opinaba lo siguiente de la película:
“Fui a ver A Clockwork Orange de Stanley Kubrick en Nueva York, peleando para entrar, como todos los demás. La pelea valió la pena, pensé –una película muy Kubrick, técnicamente brillante, pensante, relevante, poética, que despierta conciencia–. Fue posible para mí ver el trabajo como un remake radical de mi novela, no como una mera interpretación y esto –esta sensación de que no era una impertinencia promocionarla como A ClockWork Orange de Stanley Kubrick– es el mejor tributo que le puedo pagar a su maestría” (Pepe Pulido, 2017).
Sin embargo, el mismo Burgess, a diferencia de su entusiasmo inicial, terminaría años después renegando de la película y de su propio libro. ¿Las razones? Las dejaremos para un próximo artículo. (La naranja mecánica,1971, Director: Stanley Kubrick. Basada en el libro de Anthony Burgess).
José Negrón Valera
Antropólogo y Escritor
@josenegronv
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